El cine usa a su favor un sinfín de recursos con los cuales se tejen diferentes tramas y se sazonan las historias. El amor, la venganza y el perdón son algunos de los detonadores preferidos por los directores. Pero hay una estructura narrativa que no tiene desperdicio y es la prolífica diferencia entre clases sociales. La premisa de la película cuya crítica desglosaremos en este artículo: El triángulo de la tristeza (Triangle of Sadness).
¿Qué pasa cuando los poderosos caen? ¿Qué sucede cuando se invierten los papeles o cuando cambian las reglas del juego favoreciendo a los de “abajo”? El triángulo de la tristeza es la última película del director sueco Ruben Östlund. Una inteligente crítica social envuelta en sátira y humor negro en donde se ponen en manifiesto las excentricidades de los ricos y el resentimiento de sus opuestos.
El triángulo de la tristeza presenta a una joven pareja que realiza un viaje en barco. Ambos son modelos y gracias a que ella es una famosa influencer en redes sociales, logran ser invitados a este viaje. El viaje se torna turbulento a causa de varios acontecimientos que terminan por dejar a algunas personas que estaban a bordo, náufragas en una isla.
La presentación de El triángulo de la tristeza
En el primer acto nos encontramos a Carl (Harris Dickinson), un joven modelo que se presenta a una audición para un posible proyecto. Desde esta escena se nos plantea la diferencia de clases basada en el poder adquisitivo. Quienes consumen H&M son alegres, despreocupados y económicamente limitados, mientras que quienes compran piezas de Balenciaga gozan de un estatus social alto y un poder adquisitivo mucho mayor.
La escena, al igual que las que le siguen a lo largo de la cinta son, aunque absurdas, muy inteligentes y necesarias para la construcción de los acontecimientos posteriores.
El director se asegura de que entendamos que toda la historia girará alrededor del poder adquisitivo. Por ello es relevante describir la segunda escena de la cinta y es la aparición del personaje de Yaya (Charlbi Dean). Como dato curioso y desafortunado, la actriz Charlbi Dean falleció a causa de una enfermedad desconocida y súbita en agosto de 2022, siendo El triángulo de la tristeza su última película.
En toda esta nueva secuencia que comienza en un restaurante, vemos cómo ambos personajes mantienen una discusión basada en quién debe pagar la cuenta de la cena. Discusión que se alarga desde el momento en que están en el restaurante dispuestos a pagar y su supuesta reconciliación en el hotel donde ambos se hospedan.
División de clases
Una vez en el barco, se nos muestra a los otros personajes divididos marcadamente en dos grupos. El primero, la tripulación, quienes están ahí para servir a los invitados y satisfacerlos, no solo para prestar el mejor servicio posible, sino para asegurar buenas propinas. Y el segundo grupo, conformado por las personas que están pagando para disfrutar del resort. Siendo estos últimos absurdamente ricos.
Entre ellos podemos ver a una pareja que orgullosamente amasó su fortuna vendiendo armas, el ruso irónicamente capitalista y a nuestra pareja protagonista, quienes solo están disfrutando del viaje gracias a los beneficios de influencer del personaje de Yaya.
A medida que los personajes se van relacionando entre sí, vemos cómo se nos muestran situaciones bastante incómodas que recalcan lo irracional que pueden llegar a ser algunas personas cuando tienen mucho dinero y el poder que este les da sobre otros. Así se muestran solicitudes tan ridículas hechas por los asistentes a la tripulación que, lejos de generar momentos de empatía, resultan desagradables y realmente incómodos.
Afortunadamente, el punto de inflexión, y es precisamente uno de los mensajes de la película, es que, ante la naturaleza y la biología, todos somos iguales.
El naufragio: Último acto
En un giro inesperado, el barco es atacado por un grupo de piratas y algunos de los personajes a bordo quedan varados en una isla. El tercer y último acto de la cinta el mensaje es claro: no importa qué tanto dinero tengas, sino qué habilidades puedes ofrecer para asegurar la supervivencia del grupo.
En este orden de ideas, la balanza del poder cambia drásticamente y la historia pasa a ser un análisis de los beneficios basados en el poder adquisitivo a una que nos muestra de qué somos capaces cuando conseguimos dicho poder y cómo hacemos uso de él.
El grupo de náufragos se enfrenta a un cambio de roles que los hará replantearse sus privilegios sociales. Además, nos hará pensar a nosotros como audiencia qué haríamos en esa posición.
Camino al Óscar 2023
Definitivamente El triángulo de la tristeza no es una de esas películas que solemos ver nominadas al Óscar. Mucho menos en categorías principales. Pero, sin duda, ha sido una sorpresa refrescante y agradable en esta edición.
Además, al revisar su desempeño durante la temporada de premios, se puede ver que siempre fue modestamente destacada. Acumulando en su haber: tres nominaciones al BAFTA, dos al Globo de Oro, una a los Critics Choice y claro, la Palma de Oro en el Festival de Cannes.
Así que, en retrospectiva —y teniendo en cuenta lo expuesto en esta crítica— no es tan extraño ver a El triángulo de la tristeza aspirando a tres estatuillas del Óscar que incluyen: Mejor guion original, director y película.
Crítica rápida de El triángulo de la tristeza: ¿por qué ver la película?
- Actuaciones orgánicas, creíbles y gratificantes.
- Guion inteligentemente absurdo.
- Graciosa y crítica al mismo tiempo.