A falta de saber los ganadores de los Oscars 2023, solo con los nominados podemos decir que, a diferencia de otros años, parece que hay más variedad entre las nominadas a Mejor película… y también más blockbusters. Ya os hablábamos de ello con las candidaturas de Black Panther: Wakanda Forever. A pesar de que esta última no está nominada a esta categoría, sí que lo está la película de la que os hablamos en esta crítica, Top Gun: Maverick.
De nuevo protagonizada por Tom Cruise (que se vuelve a meter en la piel de Maverick), Top Gun: Maverick es la segunda parte y continuación de Top Gun (Ídolos del aire), la película de 1986. Y llegó a los cines 36 años después de esta a contar la historia, precisamente, de Maverick tras más de 30 años de servicio como piloto de aviones en la armada. Maverick se ha ganado una buena reputación debido a su excelente pilotaje, y es hora de que vuelva a los inicios, a la academia Top Gun, para enseñar a las jóvenes promesas.
Entre esas promesas se encuentra Bradley ‘Rooster’ Bradshaw (Miles Teller), el hijo de su compañero y amigo Goose (Anthony Edwards), fallecido en pleno vuelo. De este modo, Maverick tendrá que volver a lidiar con el pasado y con un joven que no le tiene en muy alta estima. Mientras tanto, hará lo que mejor se le da: llevar al límite a los aviones para salvar vidas.
Una segunda parte que mejora a la primera
Al ser una segunda parte tan intrínsecamente ligada con la primera, es importante ver la película original para entender la historia completa y los detalles. El visionado de la primera permite al espectador conocer en profundidad el comportamiento de Maverick y algunas de las relaciones que se establecen en esta segunda parte. Pero hay un aspecto por el que creo que es importante ver la primera parte antes de lanzarse a ver la segunda: las comparaciones.
Siempre se dice que las comparaciones son odiosas, pero en el caso de Top Gun: Maverick precisamente en la comparación se encuentra la magia de esta segunda parte. Porque, Top Gun (Ídolos del aire) puede ser un clásico de los 80, pero 36 años después queda muy deslucida y pobre. Llega incluso a ser aburrida. Lo que es paradójico, porque es una película de acción que debería tener un ritmo mucho más trepidante.
Sin embargo, Top Gun: Maverick le da la vuelta a la tortilla. Y lo que sorprende no es que sea una segunda parte mucho mejor llevada, con un ritmo más constante y acorde y unas escenas de vuelo mucho que mantienen mejor la tensión y atrapan al espectador. Lo que sorprende es que consigue todo esto utilizando la misma historia que su predecesora. Sí, exactamente la misma.
Sé que puede resultar un poco contradictorio que diga esto. Sí, porque yo fui la misma que hizo la crítica de Avatar: El sentido del agua, en la que no dudé a la hora de manifestar que la historia de la segunda parte es tan pobre y repetitiva que aburre. Pero supongo que ahí está la magia de Top Gun: Maverick. Porque sí, es la misma historia… pero porque juega con el componente de la nostalgia. El de recordar a viejos personajes y conocer a nuevos a través de los mismos patrones.
Más acción, nuevos personajes y misma historia
Si la historia repetida funciona tan bien en Top Gun: Maverick es porque la utiliza a su favor y la mejora. Las escenas del vuelo de los aviones son solo un ejemplo comparativo entre ambas de cómo, con más o menos los mismos elementos, se puede obtener un resultado rozando lo aburrido (en la película de 1986) o el de una persecución trepidante en la que el espectador se siente dentro del avión (en la de 2022). Pero este no es el único ejemplo. Top Gun: Maverick repite la historia de amor y… sí, si os lo estáis preguntando, repite la escena de la playa. Aunque como digo, todo mejora. Y lo que podría haber sido una escena que no aporta nada… engancha y se convierte en uno de los mayores atractivos (nunca mejor dicho) de la película.
Otra de las cosas que sorprende de Tom Gun: Maverick es que, pese a que se centra indudablemente en el personaje de Tom Cruise, el resto de personajes (antiguos y nuevos) tienen su espacio y un papel relevante en la trama. Especial mención merece el personaje (y la actuación) de Miles Teller, que aporta una frescura que no tenía la primera parte.
El resultado general es una película que, sobre todo si has visto la primera parte, te va a sorprender para bien. Una continuación que, en contra del dicho popular de que segundas partes nunca fueron buenas, mejora a su antecesora. Y aunque me haya sorprendido que Top Gun: Maverick se haya colado de una forma tan arrolladora (seis candidaturas) en los Oscars 2023, puedo entenderlo. Porque es una muy buena película. No le hace falta abordar temas profundos ni hacer una crítica social. Porque además de todo esto, el cine está para entretener. Para que el espectador se quede pegado a la butaca y se agarre a los reposabrazos cuando el protagonista está en peligro. Y Top Gun: Maverick consigue todo esto, así que no es de extrañar que se haya ganado a la crítica.
Si todavía no la has visto, y te preguntas dónde ver Top Gun: Maverick, puedes hacerlo en streaming a través de Amazon Prime Video.
Crítica rápida de Top Gun: Maverick: ¿por qué ver la película?
- Supone una gran mejora con respecto a la primera parte.
- Consigue una experiencia inmersiva y trepidante en las escenas de aviones.
- La escena de la playa, simplemente.