Crítica de ‘Bikeriders, la ley del asfalto’, más que una historia sobre dos ruedas

Hace un calor terrible pero este viernes 12 de julio tendréis que sacar vuestras mejores chaquetas de cuero para el estreno de Bikeriders, la ley del asfalto, crítica que hoy ocupa un espacio en nuestra web.

Bikeriders, la ley del asfalto relata una historia vivida en época de rebelión y de cambio en la cultura y la gente de Estados Unidos. Tras un encuentro casual en un bar Kathy (Jodie Comer), se sentirá muy atraída por Benny (Austin Butler), uno de los miembros más recientes de The Vandals, un club de moteros del Medio Oeste liderado por Johnny (Tom Hardy). El club también sufrirá muchos cambios y poco a poco pasará de ser un lugar de reunión a un punto de encuentro para un violento submundo.

Una historia muy real

Jeff Nichols (Loving) dirige este drama ambientado en la América de los años 60 que a su vez se basa en el libro que publicó el reportero gráfico Danny Lyon (en la película Mike Faist), quien hizo una crónica sobre el ascenso y caída de la banda con la que pudo compartir varios momentos.

Es así como comienza y desarrolla la película: a través de las palabras de Kathy vamos conociendo cómo se adentró en este mundo de motos y por todas las etapas por las que pasaron tanto ella como los miembros de la banda.

El comienzo de la película, particularmente, me pareció espléndido. La presentación de personajes y cómo se desarrolla todo al principio me parece brillante ya que conocemos cómo son en poco tiempo y por qué no decirlo, se les coge cierto cariño.

Unos personajes que sobresalen en todo

Kathy es la mujer prototípica que nunca se ha metido en problemas, pero con solo echar una mirada a Benny, esta caerá a sus pies. Benny es alguien con quien nadie querría tener problemas y más si está conducido por Austin Butler que te sorprende y te intimida a partes iguales por poco diálogo que tenga en la película. De la misma forma Tom Hardy lo borda, una imitación de Marlon Brando que lucha por sus sueños y lo que vio en una película lo transformó en una realidad con su club The Vandals.

Cada miembro de la banda tiene un hueco en pantalla, nadie pasa desapercibido y eso se agradece dando mucho más trasfondo del que parece a primera vista a esta historia. Además del trío protagonistas están Cockroach (Emory Cohen), Brucie (Damon Herriman), Funny Sonny (Norman Reedus), Corky (Karl Glusman) y Wahoo (Beau Knapp) y Zipco (Michael Shannon).

Puede parecer simplemente una película de moteros, pero Bikeriders, la ley del asfalto es algo más. Es vivir la libertad, disfrutar lo salvaje de la vida, la violencia; es una historia de confianza, lealtad y familia.

Un recuerdo al cine clásico

crítica bikeriders

Igual que os decía que el comienzo de la historia me gustó, tengo que decir que el final no tanto. Al mismo tiempo que el auge de la banda va cayendo, también lo hace el ritmo de la película quedándose en un plano más lejano haciendo que el espectador no conecte con esa parte de la historia.

Bikeriders, la ley del asfalto recuerda en muchos aspectos al cine clásico y eso es una parte que atrae mucho. A veces se queda a medias, pero eso no deja de hacer que sea una película disfrutable en la que todos los personajes destacan por algo y que nos dejan un buen recuerdo. Si queréis conocer la historia de estos moteros lo podréis hacer a partir del 12 de julio en cines.

Crítica rápida de Bikeriders, la ley del asfalto: ¿por qué ver la película?

  • Una película que recuerda al cine clásico
  • El trío protagonista lo borda
  • Una historia que recalca la confianza y la lealtad

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