Está claro que el verano es una de las temporadas favoritas para los estrenos en la gran pantalla. Hace un par de semanas, le tocaba el turno a la esperada comedia de Minions: El origen de Gru. Este fin de semana es para Anthony y Joe Russo, famosos por su trabajo dentro del universo de Marvel, aunque su nuevo proyecto no tiene nada que ver con superhéroes. Le toca el turno en nuestra web a la crítica de El agente invisible, el nuevo proyecto que estrenan este viernes en cine y, el día 22 de julio, en Netflix. Y, si hay algo que caracteriza a los hermanos Russo, es el (buen) gusto por la acción.
Empiezo con un resumen del argumento. The Gray Man (título original de la película y de la novela homónima de Mark Greaney, adaptada por los Russo), tiene como protagonista a Court Gentry (Ryan Golsing). Es uno de los espías estrella de la CIA. Entrenado dentro del proyecto de los “hombres grises”, o agentes invisibles de la organización, ha sido durante años uno de los asesinos con mayor reputación de la Agencia. Pero, en plena misión con la agente Dani Miranda (Ana de Armas), el apodado agente Sierra Seis descubre una conspiración que involucra a los altos cargos de la CIA, incluido su jefe, Denny Carmichael (Regé-Jean Page). Como le gusta su trabajo y quiere conservarlo, Carmichael manda a un antiguo colega de la Agencia famoso por su falta de escrúpulos a matar a Seis, y ahí es cuando entra en escena el desequilibrado Lloyd Hansen (Chris Evans).
Un reparto y unos personajes a la altura de la crítica
Tengo que empezar la crítica aplaudiendo lo bien que está hecho el casting. Parece poco artístico darle consideración a una película con buen reparto, ¿no? Como si, por tener varios nombres sonados de la industria en el póster, tuviera mucho menos mérito. Pero no estoy de acuerdo y el elenco es, en gran medida, responsable del éxito de la película. Tanto Chris Evans como Ana de Armas, Ryan Gosling y el resto de actores secundarios están magníficos y consiguen encajar sin fallos la pieza del puzzle que les ha tocado en esta gran producción. ¿Buena dirección? Por supuesto. ¿Muy buenos actores con un trabajo impecablemente profesional? También.
Pero el trabajo de Gosling, Evans y de Armas brilla también porque los personajes son explosivos. Seis es lo que se esperaría de un agente entrenado por la CIA para ser eficaz, no humano. El prototipo de espía con el que fantasean muchos autores americanos y que ha inspirado personajes clásicos del género: Jack Ryan, Jason Bourne y, por supuesto, el famosísimo James Bond. ¿Cuál es la diferencia entre los cuatro? El toque distintivo y la historia personal de cada uno de ellos. Por ejemplo, Ryan no deja de ser un analista con una increíble habilidad para predecir catástrofes políticas; Bourne es un asesino entrenado que se rebela contra el experimento del que forma parte y Bond es… bueno, Bond. No creo que haga falta descripción.
El distintivo de Sierra Seis es que forma parte del proyecto de la CIA para construir agentes intachables. ¿Qué cualidad creen que debería reunir un buen espía? Falta de moralidad, por eso reclutan a convictos reincidentes sin nada que perder y les entrenan para ser asesinos independientes de la Agencia. Pero la historia de Seis es un poquito diferente, de ahí que exceda las expectativas del entrenamiento y se convierta en un dolor de cabeza para los incompetentes y corruptos jefes de su departamento.
Y pasa un poco lo mismo con Dani Miranda, la espectacular agente de la CIA que interpreta Ana de Armas. Una agente excepcional sobre el terreno con un currículum estelar que termina metida dentro de todo el asunto por culpa de Sierra Seis. El personaje de Evans es… bueno, es una maravilla a nivel argumentativo, pero es para echarle de comer aparte.
Dos cucharaditas de acción, una y media de diálogos
Tengo que dedicarle esta sección de la crítica de El agente invisible a la prácticamente imposible maravilla que han hecho los hermanos Russo. Bueno, los hermanos Russo y el tremendo equipo de efectos especiales que tienen detrás. La película es mitad diálogo, mitad acción. Es más, no tiene un argumento tremendamente dramático y complicado, es el típico gato-ratón: Seis tiene el pendrive, Carmichael y Hansen lo quieren. Pero Hansen no es el típico agente de la CIA, no es ni siquiera el típico asesino a sueldo, y le da igual hacer ruido. De hecho, le da igual hacer mucho, mucho ruido. Por eso la caza a Sierra Seis es una locura audiovisual.
Pero lo único difícil no es el trabajo que hay tanto en el rodaje como en la posproducción con las explosiones, disparos y accidentes. La gracia de la película está en lo bien construido que está el guion, y es que Joe Russo, Joe Shrapnel, Christopher Markus, Stephen McFeely y Anna Waterhouse, el equipo de guionistas que han trabajado en la adaptación, no han tenido ningún miedo a las pausas y a los silencios. Dos cucharaditas de acción, una y media de diálogos: la trama avanza cuando la acción se calma.
Ahora bien, ante las críticas que probablemente haya sobre que «es solo acción», «es que vaya trama más básica» y demás comentarios, repito el argumento que utilizo con frecuencia: no todas las películas son iguales. Quien quiera ver un drama, que vaya a ver un drama. O una comedia. Pero El agente invisible es, en esencia, una película de acción. Una película de espías y de acción, y punto. No tiene más y no tiene por qué tenerlo porque no es el objetivo, es la adaptación de una historia que escribió un escritor y esta es la historia que quería contar. Y, viendo el resultado, creo que el trabajo de los hermanos Russo y del equipo ha merecido la pena.
Crítica rápida de El agente invisible: por qué ver la película
- Por el despliegue artístico de Ana de Armas, Ryan Gosling y Chris Evans, que tienen una química brillante en pantalla
- Por la acción al estilo Russo, un trabajo impecable tanto en el set como en posproducción
- Por el trabajo de todos los actores secundarios, que están impresionantes