Continúan los estrenos de cine, y el último del que hablábamos era sobre Jurassic World: Dominion. Ahora cambiamos de tercio y apostamos por un poco de cine español, en concreto, con la crítica de Nosotros no nos mataremos con pistolas, película que llegó a las pantallas de nuestro país este junio y aún sigue en algunas salas.
Ir a ver Nosotros no nos mataremos con pistolas es acercarse a una pandilla de amigos, sintiéndote durante la mayor parte del metraje uno más del grupo. La premisa de la que parte la película es la vuelta de Blanca a su pueblo de Valencia y como consecuencia, el rencuentro con sus amigos de la infancia y adolescencia.
Al comenzar la historia, parece que Blanca, interpretada por una espectacular Ingrid García Johnson a la que se la ve cómoda y libre en el papel, será la máxima protagonista. Los motivos del regreso a su pueblo de procedencia después de haberse trasladado a Londres permanecen en un inicio en secreto, aunque más adelante el espectador es cómplice de las razones y atiende expectante a ver cómo el resto de amigos se van enterando de la noticia.
Una historia coral en la que cada personaje tiene algo que contar
No obstante, conforme avanza la cinta estos amigos irán cobrando importancia en la historia hasta convertir la película en un relato coral de personas que comparten edad – todos ellos están en torno a la treintena- y también hastío vital. En principio, una pandilla de amigos “de siempre”, unidos por la costumbre y por las experiencias pasadas, pero con un presente muy diferente. Probablemente lo que más les una en el momento de este reencuentro sea un porvenir lleno de incertidumbre, así como la pérdida del sexto miembro de la pandilla: Clara.
El tema de Clara, el por qué de su ausencia y el vacío que ha dejado después, está presente durante toda la cinta de manera patente. Así, el espectador realmente entra en el juego de la pandilla una vez descubre qué es lo que ha pasado con Clara y cuáles han sido las consecuencias que la situación ha traído al grupo en su conjunto. Es en ese momento cuando todo encaja y desde la butaca del cine podemos entender el por qué de esos comportamientos, esas miradas o comentarios hirientes entre ellos, esas desconfianzas y esa aparente normalidad que se respira en un ambiente que, por mucho que lo pretenda, no deja de ser tenso e incómodo.
Comedia y drama combinan a la perfección en Nosotros no nos mataremos con pistolas
Aun así, el tono de esta historia –dramática en el fondo- es en su forma cómico y distendido. Un reflejo de la vida misma, de cómo en los momentos más dramáticos el humor ayuda a sobrellevar lo que parece imposible de superar. Por eso, en conjunto, Nosotros no nos mataremos con pistolas resulta divertida y ligera, pese al tema tratado y a la dureza de las vidas de los protagonistas. Esto se consigue con unos diálogos muy reales, del día a día, que no parecen ni forzados ni alimentados por unas ganas excesivas de hacer reflexionar al espectador. El reencuentro entre la pandilla simplemente pasa, en su forma más pura, y somos nosotros los que vemos desde fuera cómo los cinco amigos se enfrentan a la situación.

Como punto a resaltar, en un momento de la película los protagonistas abandonan la casa, aquella en la que ocurrió todo, y salen a divertirse a la fiesta valenciana con su inconfundible estilo musical tecno. Un momento de revelación para los personajes, en el que sus problemas más reales salen a la luz y se atreven a hacer aquello que, de alguna manera u otra, bloqueaban.
Un elenco de actores con conexión
Nosotros no nos mataremos con pistolas es creación de la directora María Ripoll, quien también ha realizado otras películas como Vivir dos veces o Ahora o nunca. El guion es de Víctor Sánchez Rodríguez, y su origen se encuentra en una obra de teatro con gran recorrido por la escena de nuestro país y por la que el autor recibió el premio Max Mejor Autoría Revelación 2016. Siendo una producción de Lina Badenes para Turanga Films, la película fue grabada en plena pandemia y lo cierto es que la elección de los protagonistas (la ya mencionada Ingrid García Jonsson junto a Elena Martín, Joe Manjón, Lorena López y Carlos Troya) es un gran acierto, ya que desde fuera se aprecia la conexión entre ellos y el buen rollo.
Crítica rápida de Nosotros no nos mataremos con pistolas
- La cinta ofrece lo que se propone: diversión y algo de reflexión, pero sin ser pedante ni profundizar demasiado en temas tan importantes como la salud mental o la amistad.
- El guion consigue meter al espectador en la historia desde el principio, haciéndole empatizar con todos los personajes, aunque sean tan distintos entre ellos.
- Las actuaciones de los actores.