El género de acción está que se sale en la gran pantalla este verano. Medio mes después del estreno de El agente invisible, toca hacer un viajecito rápido (en tren, por supuesto) a Japón, país protagonista de la sonada película que se estrena este viernes. Sí, amigos, esta es la esperada crítica de Bullet Train, de David Leitch, con el inigualable Brad Pitt al frente del reparto.
Bullet Train es la adaptación de la novela gráfica de 2010 escrita por Kotaro Isaka. El protagonista es Ladybug (Brad Pitt), un ladrón obsesionado con su mala suerte y con lo mucho que se complican las misiones cuando él interviene. Aunque ha abrazado una vida pacífica y muy zen en los últimos meses, no le queda otra que presentarse en Japón y cubrir la baja de Carver, otro tío de su agencia, subirse al tren bala con destino a Kioto y robar un maletín con una pegatina. ¿Fácil? Podría parecerlo, pero el destino es caprichoso y… no es el único en el tren que quiere el codiciado maletín.
Un tren con temporizador y el cómico contraste
Hay dos claves en la historia. La primera es un elemento que es casi otro protagonista más: el tiempo. No es un tren cualquiera, es un tren con una parada final, lo que implica que la resolución de los conflictos de todos y cada uno de los personajes tiene un temporizador. Pongo un ejemplo: Ladybug quiere el maletín, pero el maletín es de alguien, ¿no? Ese alguien querrá recuperarlo antes de que el tren llegue a la última parada, lo que implica que toda la película se desarrolla en una constante e imparable cuenta atrás. Pero cuidado, porque no es la única medida temporal: el tren hace unas pocas paradas a lo largo del trayecto, pero solo se detiene un minuto en cada estación.
La segunda clave del éxito de Bullet Train es el sentido del humor. Algunas críticas dicen que es el típico humor americano absurdo y facilón, pero… no. Es un poquito más complejo, porque la gracia de la película no está en los chistes a golpe de guion. Lo divertido es el contraste. Hay una situación inevitablemente violenta con un personaje propenso al estrés que intenta abrazar el pacifismo. Un tío que dice que tiene mala suerte, pero que, irónicamente, siempre sale ileso de todas las misiones. Un vagón infantil en un tren con varios asesinos a sueldo pegándose por un maletín. Bullet Train demuestra maestría en el arte de lo absurdo, pero en el buen sentido.
Además, Pitt hace de Ladybug un personaje entrañable con el que se empatiza desde el primer plano, como el resto del reparto. Aaron Taylor-Johnson (The King’s Man), Brian Tyree Henry (El blues de Beale Street), Andrew Koji (Peaky Blinders), Hiroyuki Sanada (Los Vengadores: Endgame), Joey King (The Kissing Booth)… Todos los actores están impecables.
El problema del exceso
¿El defecto? El intento de hacer un «Tarantino». Queridos directores de cine de acción americano, se puede hacer una película de acción sin gastar un embalse de sangre falsa. De verdad. No hace falta meter escenas con amputaciones y regueros de sangre, pillamos el concepto. Por supuesto, hablo desde el desconocimiento porque no he tenido ocasión de leerme la novela gráfica y no sé si es igual, pero es innecesario. Supongo que es el problema del exceso. Repetir algo lo convierte en estilo, sí, pero repetirlo hasta la saciedad lo hace inverosímil. Y no es que no funcione porque lo hace David Leitch en vez de Quentin. Igual no es una opinión muy popular, pero es que tampoco funciona en Tarantino. Algunas películas suyas no son tan exageradas, como Pulp Fiction, pero ¿Django? Repito: se puede hacer una película de acción sin utilizar diez litros de sangre falsa por toma.
Pero es el único problema que creo que tiene la película. La fotografía es casi una obra maestra, con los típicos colores neón que tanto caracterizan las ciudades de estilo futurista como Tokio y, por supuesto, los animes y las novelas gráficas japonesas. El vestuario es clave para definir a los personajes y cumple perfectamente con su objetivo, y el hecho de que el contraste y lo absurdo sean fundamentales para el sentido del humor no coarta al guion para darle profundidad a las historias de los protagonistas. Así que, para resumir, mi crítica de Bullet Train es que es uno de los mejores estrenos del año, sobre todo a nivel comedia. Y bueno, es Brad Pitt. Se estrena este viernes 5 de agosto en todas las carteleras, así que, ¿a qué esperáis para comprar vuestro billete para el tren bala?
Crítica rápida de Bullet Train: ¿por qué ver la película?
- Por Brad Pitt.
- Por los protagonistas y la impredecible trama.
- Por el brillantemente absurdo sentido del humor.