La figura de Elvis es una de esas que siempre causa sensación, y no siempre por su música. Si hace un par de años nos encontrábamos con la representación de Elvis (Bad Luhrmann, 2022), desde Film Hunters os traemos la crítica de Priscilla, la última película de Sofia Coppola.
La cineasta aquí nos trae la historia detrás de la mujer del Rey del Rock, Priscilla, desde que esta conoce al artista siendo una adolescente hasta que se divorcia de él. El guion está basado en el libro Elvis and Me, las memorias que la propia Priscilla Presley escribió en 1985, y dónde narra la un poco turbulenta que fue su relación cuando las adicciones y mentiras se metieron entre medias.
El toque único de Sofia Coppola
Si se es conocedor de la filmografía de Sofia Coppola, el estilo que vemos en Priscilla no será algo sorprendente. Desde la primera escena con los créditos de fondo se puede apreciar la delicadeza, la importancia de los detalles y los tonos pasteles que tanto caracterizan a Coppola.
Esta delicadez y sutileza son utilizadas por la cineasta para trasmitir un tema que suele estar presente en su cinematografía: la soledad. El personaje de Priscilla empieza siendo una joven libre, que se enamora de Elvis y con el que consigue casarse. Pero toda esa vida idílica se va transformando en casi un infierno para ella, quedándose sola y aislada de todo, alejada de su marido, física y mentalmente. Y la forma que tiene Sofia Coppola para llevar esto a pantalla, la especie de cuento de hadas convertido en pesadilla es, sin duda, una de las particularidades que hace que la cineasta tenga un lugar en el mundo del cine.
Un Elvis a la altura
Sabemos que la película se centra en la vida de Priscilla, y gracias a Cailee Spaeny conseguimos verla en pantalla. No puedo decir que la actuación, si la comparamos con la persona real, sea buena o mala, ya que poco sé de la verdadera Priscilla. Lo que sí puedo decir es que en pantalla, Spaeny consigue atraparte y no soltarte con su actuación. Es a veces delicadeza, y en otras ocasiones una fuerza de la naturaleza. La actriz consigue así llevar a escena de forma ejemplar la evolución del personaje, que pasa de ser la hija buena y estudiosa a meterse en una relación un tanto tóxica con uno de los hombres más conocidos del mundo.
Sin embargo, la interpretación de Jacob Elordi hace que a veces, en mi opinión, se nos olvidé que él no es el protagonista, sino que sirve únicamente de personaje acompañante. Te hace preguntarte qué necesidad tuvo Austin Butler de estar años para meterse en un papel, cuando Elordi consiguió en menos tiempo una interpretación mucho mejor (y sin efectos de por vida en su forma de hablar ni actuar). La única pega que le ponemos es que no se parece tanto físicamente a Elvis como lo hacía Butler. ¿Pero si cerramos los ojos y solo le escuchamos? El mismo Presley en pantalla.
Una banda sonora sin el Rey del Rock
Una de las cosas que más se pueden destacar en esta crítica de Priscilla es la banda sonora. Hay que decir que es una maravilla. Y es sorprendente ya que no se ha caído en el tópico de escoger canciones del artista que se retrata (aunque en este caso como secundario). De hecho, únicamente es en la primera escena en la que aparece Elvis en la que le escuchamos cantar algo y podemos reconocer su voz. En su lugar se han escogido canciones de artistas como los Ramones, The Rightous Brothers o Dolly Parton que siempre van acorde con lo que estamos viendo en pantalla. Es con esta última artista con la que la película termina por todo lo alto, en el momento en el que Priscilla deja a Elvis mientras suena I Will Always Love You.
Si algo sale en claro de esta crítica a Priscilla es que es una película que no se sale de la línea de la directora, y se agradece. No arriesga pero es que no es algo que se eche en falta. Priscilla llega a las salas españolas el próximo miércoles 14 de febrero, y qué mejor forma de celebrar San Valentín (o San Solterín) que viendo la historia de amor, y toxicidad, de Elvis y Priscilla Presley.
Crítica rápida de Priscilla: por qué ver la película
- La delicadeza y sensibilidad de la película
- Unas actuaciones a la altura
- El toque de Coppola para retratar la soledad