Hace un mes y poco, Madrid se teñía de azul intenso para acoger la premiere de la nueva película de Rian Johnson, una nueva entrega de la saga Puñales por la espalda. Nueva entrega, no continuación, ¿por qué? Porque cambian todos los personajes menos uno: el peculiar y agudo Benoit Blanc, que viaja hasta Grecia para resolver un nuevo caso. Y sí, el misterio de la isla griega promete tanto como el caso de la película anterior. Así que, sin más dilación, empiezo con la crítica de El misterio de Glass Onion.
La historia empieza con una peculiar caja que le llega a modo de invitación a los protagonistas: Lionel Toussaint (Leslie Odom Junior), científico; Claire Debella (Kathryn Hahn), candidata a senadora; Birdie Jay (Kate Hudson), modelo; Duke Cody (Dave Bautista), streamer de videojuegos; y Andi Brand (Janelle Monáe), cofundadora de Alpha, la aplicación que hizo millonario al hombre que conecta al dispar grupo, Miles Bron (Edward Norton).
Con otra caja aterrizando en la puerta de Benoit Blanc (Daniel Craig), el grupo viaja a la isla privada de Bron para la típica reunión de amigos anual que suele organizar el excéntrico millonario. Y, esta vez, Miles ha organizado con todo detalle un juego que le va como anillo al dedo a su extravagante forma de vivir: el grupo debe resolver su asesinato.
Una historia original que (otra vez) merece un Óscar
Por razones evidentes, no voy a entrar más en la trama, pero el trabajo de Rian Johnson es impecable. En la ficción policíaca no se da puntada sin hilo, y el guionista de Puñales por la espalda y de Star Wars: Los últimos Jedi es todo un experto. Así que, una vez más, Blanc tiene que poner en marcha el “coche de carreras” que es su cerebro para atrapar a un asesino. Y, al igual que con el caso de Thrombey, no va a ser fácil.
¿Cuál es la gracia? El título, Glass Onion. Johnson no habría estado a punto de ganar el Óscar por Puñales por la espalda si dejara el título de la película al azar. Al igual que, en la primera película, el escritor era el propietario de un mural de puñales y el asesinato era una traición, lo que pasa en Grecia es la suma de una serie de acontecimientos. Las capas de una «cebolla» de cristal. Y los personajes, tanto la trama del detective como la de los sospechosos, son una suma de motivos que no se van a ver a simple vista.
El misterio de Glass Onion, un nuevo e icónico reparto
Y esto me lleva a la complejidad de los personajes. Pocas cosas se cargan tan rápido una historia como un personaje plano, y más si lidera la trama. Pero claro, un personaje complejo necesita un buen actor, ¿no? De ahí, los dos estelares repartos que han protagonizado las dos películas de la saga.
Era difícil, porque Ana de Armas, Chris Evans y el resto del elenco pusieron muy alto el listón en la primera película de Benoit Blanc. Pero, ¿Kate Hudson? ¿Edward Norton? ¿Kathryn Hahn y Dave Bautista? Por no mencionar el trabajo de Jessica Henwick (interpretando a Peg, la asistente de Birdie), que ya participó a principios de este año en El agente invisible; o Madelyn Cline (Whiskey, la novia de Duke).
Ni uno solo de los actores hace un trabajo mediocre. Hay complejidad emocional, y eso es tan importante para ver cada una de las capas que va descubriendo Blanc… gran parte del misterio de Glass Onion es este “disruptor” grupo de amigos. Y, como en todo caso, su móvil para el crimen y su oportunidad.
Un trabajo con marca personal: el toque «Rian Johnson»
Pero una de las claves del trabajo de Johnson es su mano con la comedia. Creo que es lo que diferencia a Benoit Blanc de Sherlock Holmes, por ejemplo. O del quizá más conocido (gracias a Kenneth Branagh) Hercule Poirot. Que sí, había pinceladas de comedia en los casos del británico y el belga, pero no como la hay en los del sureño detective de Rian Johnson. Hay escenas absolutamente hilarantes, pequeños guiños buenísimos (y encajados a la perfección, no forzados), y un derroche de carisma que hacen que El misterio de Glass Onion cruce la frontera de la ficción de misterio. No es un simple thriller. Es una comedia policíaca. Y de las buenas.
Pero el plato no sería “marca Johnson” sin su característica forma de emplatarlo. Y solo hace falta mirar los dos pósteres de las películas para saber de qué hablo: saturación de colores y ropa exótica y peculiar (sobre todo la de Benoit). No era fácil destacar en Grecia con todo ese azul, pero el equipo de vestuario lo borda. Añadiendo una buena banda sonora y unas localizaciones que dejan sin palabras, el resultado es de estrella Michelín. O bueno, en este caso, espero que de Óscar. El de Guion original, a ser posible.
La nueva película de Rian Johnson aterriza en cines la semana que viene y, a finales de diciembre, estará disponible en el catálogo de Netflix. Así que, ya sea en la gran pantalla o desde el sofá de casa, merece la pena verla. Por lo tanto, por si todavía quedan dudas, voy a resumir la crítica de El misterio de Glass Onion en una frase: no cojea ni un poco en comparación con Puñales por la espalda.
Crítica rápida de El misterio de Glass Onion: ¿por qué ver la película?
- Es desternillante.
- El guion es una obra maestra del cine policíaco.
- El reparto es espectacular.