Crítica de ‘Minions: El origen de Gru’, la comedia del verano con los diminutos ayudantes de un diminuto villano

La esperada comedia ya lleva una semanita en el cine, así que, ¿qué mejor momento para dejar por aquí la crítica de la película Minions: El origen de Gru? Así, como introducción, para aquellos que hemos visto el resto de las películas de la saga, la pregunta estaba clara: después de seguir las aventuras del villano como padre y de ver el origen de toda su “marea amarilla” de mini-becarios, ¿qué faltaba por contar? Y los creadores de estos desternillantes personajes lo tuvieron claro: Gru. Sí, es un villano cuyo primer golpe fue robar la Luna, pero, ¿cuándo empezó a formarse el gruñón malote en el mundo de la villanía?

Bien, empiezo con un poco de contexto. Años 70 en Estados Unidos, cuando todavía se llevaba la música disco y no el reggaetón. En cuanto a moda, lo típico, pantalones de campana, cardados y estampados psicodélicos (aunque ya se sabe que las modas vuelven, ¿no?). Y ahí, en medio de ese boom cultural, el pequeño Gru (doblado de nuevo por Flo Fernández) crece en un barrio residencial americano. Es un fan incondicional del grupo de supervillanos “Los salvajes 6” (con una de las villanas luciendo la voz de la increíble Mónica Naranjo) y quiere demostrarles de lo que es capaz para poder trabajar con ellos. Pero spoiler: no sale bien, así que el diminuto futuro villano coge a sus pequeños ayudantes y hace lo que mejor se le da hacer: liarla parda.

Tráiler oficial de Minions: El origen de Gru

El gran defecto: clichés que se comen la comedia

Voy a empezar ya con una dosis de realidad como base de la crítica: no es la mejor de la saga. Es verdad que los Minions ya son éxito seguro, y los guionistas saben cómo hacer comedia; pero, a nivel argumentativo, es la más flojita que han sacado. Solo uno de los villanos de “Los salvajes 6” se sale un poquito de la norma y del cliché, y ni siquiera es la mala de la película, la cantante disco con la voz de Mónica.

Crítica de Minions: El origen de Gru

Quizá el argumento se escapa un poquito más del mundo del tópico, pero solo porque el protagonista es un niño de once años cuyo futuro ya se sabe. Es decir, mini-Gru quiere ser un gran villano, y lo consigue, ahí está la gracia. El hecho de verle esforzarse tanto sabiendo que alcanza su meta hace que sea una película aún más enternecedora, pero el argumento es el que es: el pequeño es súper fan de alguien, la lía y sucumbe el caos entre villanos. No es una joya dramática.

Pero lo peor son los “malos”. No hay ni uno creíble ni decente dentro de “Los salvajes 6”, y toda la personalidad de los que dirigen el cincuenta por ciento de la película está construida en gags malos y un mar de clichés de superhéroes: nombres que riman, juegos de palabras básicos y súper-coches y súper-guaridas que parecen cumplir la norma gráfica de una empresa, siempre con la misma paleta de colores y el logotipo en todas partes. Bueno, por no mencionar que la guarida del villano es tan extremadamente ostentosa y llamativa que le falta un cartel en espacio aéreo que diga: “¡eh, superhéroes, estoy aquí planificando cómo dominar el mundo!”.

Los minions, al rescate del argumento

Ahora, retomo lo que he dicho al principio de esta crítica de Minions: El origen de Gru, y es que los guionistas saben cómo hacer comedia. Es verdad que la trama flaquea y que los personajes parecen un chiste, pero lo utilizan como un punto a su favor. Y eso es lo que mejor hacen las películas de los minions, hacer reír a golpe de absurdo, de pucheros adorables y, cómo no, de su absoluta incompetencia para conseguir que un plan funcione. Por muy sencillo que sea.

Por ese saber hacer de los guionistas, las subtramas de la película tienen a los cuatro minions más famosos al frente: Kevin, Stuart, Bob y la nueva incorporación, un simpático y hablador minion con aparato llamado Otto. Y, la verdad sea dicha, hacen mejor su trabajo que los villanos y que el propio Gru, a pesar de que no hablan ni siquiera nuestro idioma. Al menos, no del todo, hablan una mezcla de varios.

En resumen, la película cumple perfectamente su cometido. Es una desternillante historia para todos los públicos (aunque con guiños de los 70 que solo pillarán los más adultos) con los pequeños… ¿extraterrestres, quizás? Da igual, con los diminutos trastos amarillos favoritos del público de nuevo en la gran pantalla. Es una hora y media de pura, tierna y descarada comedia, así que es una opción más que recomendable para una tarde calurosa de verano en el cine con aire acondicionado.

Crítica rápida de Minions: El origen de Gru. ¿Por qué ver la película?

  • Es otra desternillante entrega de la saga de estos pequeñajos amarillos.
  • El doblaje de Flo Fernández y de Mónica Naranjo es increíble.
  • El nuevo minion, Otto, es la leche. Kevin, Stuart, Bob y el nuevo diminuto hablador son lo mejor de la película.

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