Hemos llegado al ecuador de La casa del dragón. La serie sigue los pasos de Juego de tronos en todos los aspectos, con diez episodios de una hora de duración por temporada. Al menos, esa parece ser la tónica de este inicio en el que las tramas también nos recuerdan de algún modo a la serie madre. Así que, antes de adentrarnos en la segunda parte —que, por lo que parece, supondrá un antes y un después en la serie—, os traemos el resumen completo de La casa del dragón 1×05 por si no recordáis qué pasó en el quinto episodio. ¿O debería llamarlo «la boda verde»?
Como bien contaba en el resumen de La casa del dragón 1×04, Rhaenyra (Milly Alcock) tuvo su despertar sexual, con la mala suerte de que llegó a los oídos de los reyes. Su padre le dio una pócima abortiva y obligó a la chica prácticamente a casarse con el pretendiente que más le convenía: Laenor Velaryon (Theo Nate). Y teniendo todo esto en cuenta, comenzamos el resumen del 1×05 de La casa del dragón.
Un asesinato y el augurio de una próxima muerte
Aunque no comenzaremos el episodio viendo a Rhaenyra, sino a Daemon (Matt Smith). Hay que recordar que el hermano del rey ya estaba casado, pero, aun así, le pidió al rey desposar a Rhaenyra. Y parece que lo que hace nada más comenzar el episodio es un modo de acercarse a su objetivo, porque va a ver a su esposa, lady Rhea Royce (Rachel Redford). La mujer se extraña al ver a su marido, con el que no ha llegado a consumar matrimonio, y cuando hace suposiciones sobre cómo va a conseguir el trono, se da cuenta de que ha ido allí a matarla. Rhea va sobre un caballo, al que Daemon asusta para que la tire al suelo. Una vez se queda ahí, sin poder moverse, su marido la remata con una piedra en la cabeza.
Esto será importante más adelante, pero antes tenemos que volver a nuestra protagonista: Rhaenyra. Ella y el rey van a ofrecerle la propuesta de matrimonio a la serpiente marina. Y ahí ya podemos ver que el rey no se encuentra en su mejor momento, porque vomita en el barco y llega con mala cara. ¿Se acerca su final?
Sí que es el final como mano del rey de Otto Hightower (Rhys Ifans), que tiene una última conversación con su hija, Alicent (Emily Carey). Ella se muestra arrepentida y le informa de que no quiere verle marchar, pero Otto parece más preocupado por lo que va a pasar en el futuro. Así se lo hace saber a su hija. Aunque se haya puesto del lado de Rhaenyra, si Aegon no es el futuro rey se formará una guerra. Y entonces, Alicent tendrá que ponerse en contra de la que era su amiga o pedirle clemencia por su descendencia.
La corona se prepara para la boda
Alicent todavía parecía conservar ese resquicio de su amistad con Rhaenyra que nos enseñaron en el anterior episodio. Pero si entonces vimos cómo se recuperaban los vínculos perdidos, ahora vemos cómo se van rompiendo poco a poco. Porque el rey tiene una nueva mano, y su hijo no duda a la hora de sembrar la duda en la reina, avisándola de que Rhaenyra tomó un té antes de partir. Podría ser para curar un simple malestar, pero Alicent tiene motivos para sospechar que Rhaenyra no le dijo toda la verdad.
Mientras tanto, el rey sigue con su hija ultimando los detalles de su futuro matrimonio. Lo primero que tiene que hacer es proponérselo a Corlys Velaryon (Steve Toussaint), que acepta con la condición de que los hijos que ambos tengan lleven el apellido Velaryon. El rey acepta, a cambio de que el futuro heredero sea nombrado Targaryen. Pero además de llegar a un acuerdo, hay tiempo para los cotilleos, y la serpiente marina informa al rey sobre la muerte “accidental” —porque todos dudan que lo haya sido— de la mujer de Daemon.
Quienes también llegan a un acuerdo son Rahenyra y Laenor. Ninguno de los dos quiere casarse porque tienen gustos diferentes —la chica está prendada de Criston Cole (Fabien Frankel) y Laenor parece homosexual—, pero aceptan de buen grado la unión. Una que será una tapadera: cumplirán sus deberes con el reino, pero podrán tener sus affairs. Este trato se lo guardarán para ellos, por lo que los padres de Laenor creerán que el matrimonio le servirá para que “se le pase” su gusto por los hombres.
De esposos y amantes
Lo de que Laenor es gay no es que lo digan directamente. Se intuye por la conversación de sus padres y la que tiene con Rhaenyra, y se comprueba cuando le vemos besarse con un joven con el que estaba entrenando. ¿Por qué os cuento esto? Pues porque es importante para el final del capítulo.
Por su parte, que Rhaenyra quiere continuar con lo que tiene con Criston Cole lo podemos intuir, pero también se lo dice a él directamente. Criston se siente mal por haber roto su voto de castidad —el que juró al convertirse en Guardia Real— y le propone a la princesa que huya con él y se casen. Pero como hemos podido ir viendo poco a poco, Rhaenyra tiene ambición por el poder. Así que le dice a su enamorado que ella es la corona y le habla del pacto con su futuro marido. A Criston no le gusta convertirse en “su puta”, así que se marcha.
El dolor y la culpabilidad de Criston son fundamentales, porque cuando la reina le haga llamar para confirmar que Rhaenyra ha perdido su virtud, el caballero no dudará a la hora de confesarle que fue él quien le arrebató la virginidad. Y será ese sentimiento de culpabilidad el que haga que le suplique a la reina que le condene a muerte.
Con todo este embrollo entre esposos y amantes, llegamos a la ansiada boda de Rhaenyra y Laenor. Si habéis visto Juego de tronos, ya sabéis que las bodas no suelen ser la celebración que se espera. En ese sentido, La casa del dragón lo hace bien, porque crea una situación en la que el espectador espera constantemente que pase algo. Y pasa, claro que pasa.
La boda verde
De primeras lo único que podemos ver es a un rey que ya nota que la muerte se le acerca a pasos agigantados y está preocupado por su legado. Y a los invitados llegar, claro. El primero de ellos es Jason Lannister (Jefferson Hall). Por si no nos había quedado claro que no estaba hecho para Rhaenyra, le hace un chiste machista al rey que a ella no le gusta nada.
Quien también llega al salón de la boda es el novio, seguido de toda su familia. Y como es el futuro rey, se les recibe con alboroto. A Daemon, por el contrario, le rodea el silencio. Será esto lo que provoque también Alicent al llegar. Lo hace interrumpiendo al rey en su discurso y portando un vestido de color verde que, según escuchamos rumorear a los asistentes, es el color de la guerra.
Es el vestido de Alicent lo que ha hecho que la boda de Rhaenyra se empiece a denominar “la boda verde”. Debe ser que ya teníamos una “boda roja” y una “boda púrpura” y hay que seguir innovando en colores aunque el resultado sea más o menos el mismo.
Como decía, todo parece muy bonito y tenso durante bastante rato. Daemon aporta el toque de tensión y de chismorreo, porque la familia de su esposa está ahí y le echa en cara que la haya matado para heredar Piedra de las Runas —ya que iba a ser su esposa la que recibiese el terreno—. Y aparte de por el nuevo chisme, porque sigue acercándose a Rhaenyra demasiado indecorosamente para ser su tío. Aunque a Rhaenyra parece que le gusta, porque no duda a la hora de decirle que se case con ella.
Solo se celebra si hay sangre de por medio
Lo cierto es que La casa del dragón intenta pintar a Daemon como si fuese un auténtico villano, pero en la mayoría de las ocasiones no es él el que genera todo el drama de la serie. La boda no es la excepción. Y diréis, ¿quién es el que lo lía todo? Pues Criston Cole.
Como he indicado anteriormente, está dolido y se siente culpable. Así que no hace falta que el escudero de Laenor —Joffrey Lonmouth (Solly McLeod), que se hace llamar “el caballero de los besos”— le diga que sabe su secreto. El caballero solo necesita ver las miradas que se lanzan Criston y Rhaenyra para saber que hay algo entre ellos. Y cuando lo descubre, le parece estupendo saberlo porque así ambas partes del matrimonio saben sus secretos… Pero a Criston no le parece tan bien.
Por eso, el clímax estalla. Criston Cole empieza una pelea en la que mata a golpes a Joffrey (y le deja el cráneo completamente aplastado). Laenor llora desconsolado la muerte de su amado mientras a Rhaenyra se la llevan del lugar. Y menos mal, porque su padre en ese momento —que había estado sangrando con muy mala pinta— cae fulminado al suelo. Y Criston —sí, culpable, otra vez— se va fuera para matarse por lo que ha hecho. La reina le interrumpe, pero… ¿se matará finalmente? Habrá que esperar al siguiente episodio para saberlo.
Por lo que se ha dicho en diferentes medios de comunicación, este ha sido el último capítulo de Milly Alcock y Emily Carey, por lo que podemos intuir que en el siguiente episodio habrá un salto temporal bastante grande. Podremos ver a un Aegon más mayor y a unas Rhaenyra y Alicent adultas. Las actrices encargadas de interpretar su versión más joven han dejado el listón alto y se las echará de menos. Sin embargo, su partida hace que se abra un escenario interesante. Es probable que las tramas se oscurezcan más y ahora empiece el verdadero conflicto. Y como hemos hecho con el resumen de La casa del dragón 1×05, la próxima semana os contaremos cómo cambia la serie para que no os perdáis ningún detalle.