La casa del dragón llega al fin de su primera temporada. Y, para tan esperado final, HBO lo celebró por todo lo alto con un evento en los cines Capitol en el que los fans pudieron disfrutar del último episodio en pantalla grande. Palomitas, huevos de dragón y la presencia de actor que interpreta a Aegon Targaryen en los últimos episodios, Tom Glynn-Carney, fueron algunas de las sorpresas para despedir esta primera temporada. El equipo de Film Hunters tuvo el placer de acudir al evento y, como no podía ser de otro modo, os traemos todo lo que pasó en el último capítulo en nuestro resumen de La casa del dragón 1×10. ¡Dentro spoilers!
Como bien indiqué en el resumen del 1×09 de La casa del dragón, todo el episodio giró en torno a Desembarco del Rey y cómo se tomaron sus habitantes la muerte de Viserys (Paddy Considine). Una que acabó con Aegon coronado y ni rastro de Rhaenyra (Emma D’Arcy). ¿Por qué? Pues porque este es su episodio.
Comienzan los problemas para Rhaenyra
Empezamos el capítulo con un vistazo a una mesa que tienen en Rocadragón que es, a su vez, un mapa de los Siete Reinos. Uno que bien podría ser el de la cabecera de la serie. Y al lado del mapa, se encuentra Lucerys Velaryon (hijo de Rhaenyra, que se apellida Velaryon por ese trato que habían hecho cuando se casó con Laenor). Lucerys (Elliot Grihault), recordemos, iba a ser el heredero de Marcaderiva. Pero cuando aparece su madre, no duda a la hora de decir que no se ve preparado. Que la sombra de su abuelo es alargada y que él no lo va a igualar. Y entonces, se da un momento muy bonito entre madre e hijo, con Rhaenyra confirmándole que ella tampoco estaba preparada para ser reina. Pero que igual que ella lo consiguió, le preparará para cumplir su deber. Demasiado bonito, por lo que vemos los primeros atisbos de la tragedia.
Como también adelanté en el anterior resumen, Rhaenys (Eve Best) se marchó con su dragón directa a Rocadragón para avisar a Rhaenyra de lo sucedido. Y esto es que Viserys ha muerto y, sin consultar, los Hightower han hecho que el Septo Supremo corone a Aegon delante de todo el mundo. Rhaenyra no se lo toma muy bien y, aunque no está embarazada de tantos meses, se pone de parto.
Son momentos duros para los Targaryen de Rocadragón. La amenaza de la guerra inminente hace que Daemon (Matt Smith) se ponga a planificar la guerra de inmediato. Y mientras tanto, Rhaenyra, en pleno parto, tiene que avisar a sus hijos mayores. Sabe que Daemon es impulsivo, pero confía en que ellos le paren los pies, y les da la orden de que no se haga nada sin su supervisión. No quiere entrar en guerra antes de tiempo. Complicado, porque Daemon sí que quiere, y ya se ha puesto a establecer contacto con sus aliados.
La muerte y el poder
Y por si las expresiones de shock de las caras de la hija y el hermano de Viserys no fueran suficientes, a continuación presenciamos una de las escenas más duras del episodio. Rhaenyra da a luz, sin ayuda, a su hijo, que nace muerto. Y mientras tanto, vemos Daemon amenazar a dos guardias reales con matarles si no juran lealtad a Rhaenyra. Pero la princesa está a otras cosas como, por ejemplo, llorar a su hijo, que ha muerto en uno de los momentos más complicados para ella, justo cuando también lo ha hecho su padre.
La escena que viene a continuación, con los padres de la criatura quemando el cadáver, también es emotiva. No solo por el dolor, sino porque vemos cómo los Targaryen cogen el dolor para hacerse más fuertes. Por eso, cuando llega Erryk Cargyll (Elliott Tinttensor)—que se marcha del lado de Aegon para jurarle lealtad a Rhaenyra— con la corona Targaryen de Viserys, vemos como Daemon se la pone a su esposa y todos se arrodillan ante ella. Todos, menos Rhaneys, que sigue ahí. Ya hay una nueva reina.
El problema es que, igual que hay una reina, hay un rey. Una división que Viserys no habría querido, y de la que Rhaenyra es consciente. Por eso, empieza actuar como una verdadera monarca y, reuniéndose con aquellos que le son leales, empieza a analizar la situación. Aliados, ejército… Daemon ya ha visto todos los escenarios y afirma que tienen que usar a sus dragones. Tienen trece jinetes y muchos más dragones que esperan ser reclamados. Y para poder defenderse con sus dragones, creen que Harrenhal —donde murió Harwin Strong (Ryan Corr), sí— es el lugar ideal para protegerse. Pero Rhaenyra no quiere gobernar un mundo de cenizas, que es lo que quedaría si usan los dragones.
Otto Hightower y su propuesta
Antes de que puedan tomar una decisión, llega Otto Hightower (Rhys Ifans). Ya debe ser que Rhaenys le ha contado sucedido a Rhaenyra, pero le insiste a Daemon para hablar con ella. Rhaenyra llega en su dragón y portando la corona, mostrando su poder. Otto no se amedranta y le dice lo que hay: tiene que aceptar a Aegon como rey y, si lo hace, se asegurará de que ella y su familia tengan una buena posición. Conservarán Rocadragón y Marcaderiva y, aquellos que no tengan tierras, tendrán un hueco en la corte. Daemon parece dispuesto a matarle por tal traición, pero Rhaenyra le para y dice que se lo pensará antes de darle una respuesta.
Rhaenyra duda, pero Daemon no. Él quiere guerra. Rhaenyra, sin embargo, le hace saber que la corona no es tan importante para ella. Que lo más relevante es la canción de hielo y fuego, la guerra que venía y de la que su padre le alertó. A Daemon no le gusta la mención, porque ahorca a Rhaenyra, cabreado. Y ella, cuando la suelta, se da cuenta de que es la única a la que le contó la profecía —que es la que da sentido a todo Juego de tronos—.
Con guerra o sin ella, Rhaenyra necesita aliados. Y uno de los más importantes son los Velaryon. Corlys (Steve Toussaint), aparentemente, sigue vivo, y llega a Rocadragón para tomar una decisión. Pero antes de eso, habla con Rhaenys, su esposa. Ella le echa en cara que se largase en uno de sus peores momentos, pero a Corlys parece que todo el asunto de la guerra —que le ha dejado herido— le ha hecho recapacitar. Le dice a Rhaenys que no se posicionen de ningún bando y se vayan a vivir con sus nietos tranquilamente. Pero ella le recuerda que los hijos de Laenor son candidatos al trono y siempre estarán en peligro.
Rhaenyra busca apoyos, pero no la guerra
Esto —unido a que Rhaenys afirme que Rhaenyra se está manteniendo serena y no está entrando en guerra a la primera de cambio, a pesar de que todo el mundo quiera— hace que tome una decisión. Corlys le ofrece su apoyo a Rhaenyra y una estrategia: taponar el mar con sus flotas y patrullar. El mar Angosto es suyo, y eso les da una ventaja para atacar Desembarco del Rey en caso de ser necesario. Pero Rhaenyra no quiere. Dice que si hay guerra no será la primera en atacar. Aunque lo que sí que hará es mover ficha. Es decir, conseguir más aliados. Quiere mandar cuervos, pero sus hijos se ofrecen a ir con el mensaje personalmente en sus dragones, que intimidan más. Y la ahora reina en la sombra acepta.
Si hay una cosa de la que Rhaenyra es consciente es de que todo el mundo a su alrededor está preparado para iniciar la guerra. Por eso, les hace jurar a sus hijos que irán como mensajeros, no como guerreros. Y ellos se lo prometen. El plan es el siguiente: Jacaerys (Jace), el mayor, irá a ver a los Stark, y Lucerys (Luke) a Lord Borros.
Así nos embarcamos en un viaje en dragón con la música de Juego de tronos. Todo muy bonito y chulo… hasta que Lucerys llega. Antes de eso vemos como Daemon le canta en alto valyrio a otro dragón, para, seguramente, hacerse su jinete. Él se prepara por su cuenta para la guerra que sabe que viene. Seguro. Y no va desencaminado.
Vhagar, el adelanto de la tragedia
Porque la tragedia empieza a cobrar más fuerza cuando vemos a Lucerys llegar a su destino y vemos que hay otro dragón. Concretamente, Vhagar, el dragón de Aemond Targaryen (nuestro amigo el del parche, interpretado por Ewan Mitchell) que se ha adelantado al hijo de Rhaenyra. Por eso, cuando Luke llega con el mensaje, a Borros le parece una ofensa que llegue con las manos vacías. Porque los Hightower han llegado con una propuesta de matrimonio, la de Aemond, que se casará con una de sus hijas. Por eso, Borros le dice a Luke que le cuente a su madre que no ofrecerá su apoyo a cambio de nada. Y aunque a Luke se le ve disciplinado para irse… No es tan fácil. No si Aemond está rondando.
Antes de que se vaya, Aemond llama Strong otra vez a Luke y le pide, antes de que se marche, su ojo. Tal y como se lo arrebató a él, que ahora tiene una especie de ojo de cristal que recuerda un poco a los ojos de los caminantes blancos. Y parece que va a haber drama por el supuesto desafío de Luke hacia Aegon —por ir con la propuesta de alianza— y el rechazo a perder su ojo, pero Borros lo evita… de momento.
Lucerys vuelve a su dragón, que atraviesa la tormenta con un aire de desasosiego que se confirma cuando vemos a Vhagar (dragón que le triplica o cuatriplica el tamaño al de Luke) volar por encima. Parece que Aemond va a por él, pero Luke consigue escapar… hasta que los dragones se rebelan. El dragón de Luke quema a Vhagar sin que este se lo ordene y, al final, Vhagar tampoco hace caso a su dueño y… se come a Lucerys y a su dragón. Por lo que parece, tal y como dijo Viserys, eso de que controlan a los dragones es una ilusión. Aemond no parecía tener la intención de matar a su sobrino, y mucho menos de iniciar una guerra.
Dolor y guerra
Y la guerra viene. Con fuerza. Porque cuando Daemon le dice a Rhaenyra que su hijo ha muerto, no nos hace falta escucharlo para ver lo que siente. Se dobla y, cuando se gira y mira a cámara… vemos la cara del dolor y la venganza. De la guerra.
Así acaba el 1×10 de La casa del dragón y nuestro resumen. En general, esta temporada de La casa del dragón, como ya veníamos vaticinando, ha servido para poner las cartas sobre la mesa y ubicarnos para lo que se viene: la guerra. Y me parece bastante acertado que acabe precisamente con esa promesa silenciosa que ya nos adelantaba la cabecera.
El 1×10 de La casa del dragón ha sido un buen episodio, como habréis comprobado en este resumen. Me atrevería a decir que uno de los mejores que ha tenido la temporada. Ha recuperado parte de la epicidad de Juego de tronos y, aunque no es inesperado ni muy sorprendente, funciona. La segunda temporada de La casa del dragón está confirmada y ahora solo nos queda esperar para ver el conflicto entre los Targaryen.