Desde hace unos cuantos años nos estamos encontrando más y más con biopics de músicos. Este año, sin ir más lejos, tenemos por ejemplo Elvis, la película que narra a través de los ojos de su manager, el ascenso y caída del cantante americano. Así pues, para continuar la estela y acabar el año con música, aquí os traemos la crítica de la película Whitney Houston: I Wanna Dance with Somebody, el último biopic de la cantante americana que nos trae el guionista de Bohemian Rhapsody.
Whitney Houston es considerada la mejor voz de su generación, y es in título para nada discutible. Pero como muchas voces de la música, Whitney acabó cayendo en una espiral de drogas y autodestrucción que acabaría con su vida la noche antes de la gala de los premios Grammy en 2009. En Whitney Houston: I Wanna Dance with Somebody se hace un recorrido desde que Clive Davis (Stanley Tucci) descubre a Whitney (Naomi Ackie) durante una actuación de su madre, la famosa cantante Cissy Houston (Tamara Tunie). Ahí empezará una trayectoria con la que conseguirá números unos con canciones como How Will I Know, Greatest Love Of All o la famosísima I Will Always Love You. Además, se ven las relaciones que tuvo con Robyn Crawford (Nafessa Williams) y con su marido Bobby Brown (Ashtos Sanders).
Naomi Ackie en la piel de Withney
Elegir una banda sonora para un biopic no es fácil. ¿Cómo condensas una trayectoria musical tan larga en unas dos hora y media? Con Whitney Houston han tirado de escoger canciones míticas con algunas otras no tan conocidas por el público. Además, el hecho de que bastantes de las canciones escogidas hayan sido en sus versiones en directo hace que, además de ver actuaciones míticas como cuando cantó el himno estadounidense en la Superbowl, podamos ver la gran interpretación de Naomi Ackie en la piel de Whitney. Verla interpretado a la cantante es de las mejores cosas de la película. La actitud, la pose, los gestos… Si se hiciera una comparativa entre las interpretaciones cuando canta la actriz y las verdades actuaciones nos daríamos cuenta de que hasta el más mínimo detalle y gesto no pasa desapercibido y es copiado al milímetro.

Como Bohemian Rhapsody, pero no tan buena
A pesar de todo, las comparaciones con Bohemian Rhapsody son inevitables. Y claro, si se compara con la película de Freddie Mercury, esta Whitney se queda por detrás. Lleva el sello que hizo que triunfara la película de Queen, pero no termina de despegar. De hecho, I Wanna Dance with Somebody empieza y termina igual que Bohemian Rhapsody: vemos a los protagonistas subirse al escenario de una de sus actuaciones más míticas para no mostrarla hasta el final y dejar 10 minutos, o más, de actuación íntegra.
Se ha intentado repetir una fórmula que ya funcionó, pero aquí deja mucho que desear. Intenta abarcar mucho en muy poco tiempo. Hay saltos temporales demasiado grandes como para seguir una línea temporal clara. En ciertos puntos de la película te llegas a preguntar cómo se ha llegado ahí, qué ha pasado, por qué tal personaje ha desaparecido. Si una película te hace preguntarte estas cosas, es que algo no está funcionando. Y es algo que, por ejemplo, en Bohemian Rhapsody no sucedía. No estamos aquí para hacer una crítica de la película de Freddie y compañía, ya que es de sobra conocido que es una muy buena película, pero si se pretende seguir con esta línea de biopics musicales, habría que darles una vuelta e intentar no desviarse del camino.

Tras esta crítica de la película de Whitney Houston: I Wanna Dance With Somebody, si te quedas con ganas de saber más de la vida de Whitney, en nuestro top 15 documentales de música encontrarás uno sobre la cantante que ayudará a rellenar esos huecos que la película no ha conseguido.
Crítica rápida de ‘Whitney Houston: I Wanna Dance with Somebody’. ¿Por qué ver la película?
- Un recorrido por las mejores canciones de Whitney Houston
- Una buenísima interpretación de Naomi Ackie
- ¿Lo malo? Compararla con Bohemian Rhapsody es inevitable (y sale perdiendo)